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Entonces, ¿se fueron?
Así es. También pidieron garantías para la seguridad del Conde. Tanto lan como
Kensie les dijeron que no había ninguna garantía; pero, que protegeríamos al Conde, por
supuesto, con todos los medios a nuestro alcance. Entonces, se marcharon.
Parece comenté como si Amanda se hubiera podido ahorrar el tiempo y el
esfuerzo.
No. Ella indicó que deseaba vivir personalmente la sensación que le transmitían.
Se inclinó hacia adelante . ¿Sabe?, es algo que se podría escribir a casa. Creo que si
alguien puede encontrar una salida a esto, es ella. Ella misma dice que no hay duda de
que existe esa salida... sólo que descubrirla entre las próximas veinticuatro a treinta y seis
horas es pedir mucho.
¿Te ha pedido información acerca de esta gente? Parece que eres tú el único que
los conoce bien.
Habló conmigo cuando les traje hasta aquí... ya lo recuerda. Le indiqué que me
hallaría disponible cuando lo considerara necesario. Hasta ahora, sin embargo, ha pasado
la mayor parte del tiempo trabajando, ya sola, ya con lan o Padma.
Ya veo dije ¿Hay algo que yo pueda hacer? ¿Quieres que te releve un poco
como oficial de guardia?
lan dice que usted tiene que descansar. Que le necesitará mañana. Yo llevo mis
deberes bastante bien. Se dirigió hacia la puerta de entrada de la cámara . Buenas
noches.
Buenas noches repuse.
Salió, con la hoja de luz del corredor atravesando brevemente la moqueta de mi salón y
volviendo a desvanecerse cuando la puerta se abrió y, luego, se cerró a su espalda.
Permanecí en el sillón del salón en el que estaba sentado, disfrutando de la suave brisa
nocturna que provenía del ventanal entreabierto. Puede que me quedara dormido. De
todas formas, de repente, me desperté ante el sonido de voces que venían de la terraza.
No de la mía, sino de la adyacente, más allá de la ventana del dormitorio, a la izquierda.
Si... decía una voz.
Yo había tenido a lan en la mente, y, durante un segundo, creí que estaba oyendo su
voz. Pero, se trataba de la de Kensie. Las voces eran idénticas, salvo que existía una
diferencia de actitud que las diferenciaba.
No lo sé... era la voz de Amanda la que respondía, una voz atribulada.
El tiempo pasa muy rápidamente comentó Kensie . Míranos a nosotros. Parece
que fue ayer cuando íbamos juntos al colegio.
Lo sé dijo ella ; me estás hablando de que ya es hora de asentarse. Pero, puede
que yo nunca lo haga.
¿Cuan segura estás de eso?
No lo estoy, por supuesto. Su voz cambió, como si se hubiera apartado un poco de
él.
Tuve una inesperada imagen mental de él de pie, dándole la espalda a la puerta del
ventanal por el que habían salido juntos; y una de ella, habiéndose dado la vuelta y
caminado hacia la barandilla de la terraza, donde se encontraba en ese momento con la
espalda hacia él, mirando la noche y la llanura iluminada por el cielo estrellado.
Entonces, podrías tomar en consideración la idea de asentarte.
No contestó ella . Sé que no quiero hacer eso. La voz experimentó otro
cambio, como si ella hubiera girado y regresado hasta donde se hallaba él . Quizá es
que estoy poseída por un fantasma, Kensie. Tal vez se trate del viejo espíritu de la
primera Amanda que decide las cosas por mí.
Ella se casó... tres veces.
Pero, sus esposos no eran importantes para ella como habitualmente sucede. Oh, sé
que los amó. He leído sus cartas y lo que sus hijos, cuando se hicieron adultos,
escribieron sobre ella. Sin embargo, en realidad ella pertenecía a todo el mundo, no sólo a
sus maridos y a sus hijos. ¿No lo entiendes? Creo que así es como también ha de ser
para mí.
El no pronunció palabra. Después de un largo rato, ella volvió a hablar, y su voz sonó
más baja y drásticamente alterada.
¡Kensie! ¿Es tan importante?
La voz de él tuvo un tinte ligeramente alegre; no obstante, las palabras surgieron una
fracción más lenta de lo que lo habían hecho antes.
Parece serlo.
Pero es algo en lo que caímos de niños. Simplemente, se trató de algo que
asumimos entonces. Ya hemos crecido. Tú has cambiado. Yo he cambiado.
Sí.
Tú no me necesitas. Kensie, Tú no me necesitas a mí... su voz sonaba suave .
Todo el mundo te adora.
¿Podría cambiarlo? el tono alegre no había desaparecido . ¿A todo el mundo por
ti?
¡Kensie, no!
Pides mucho dijo él; y ahora el humor se había esfumado, aunque no había nada
reprochable en la forma en la que él hablaba . Probablemente, me resultaría más fácil
dejar de respirar.
Se produjo otro silencio.
¿Por qué no puedes verlo? No tengo otra elección dijo ella . No tengo más
elección que la que tienes tú. Los dos somos lo que somos, y estamos atrapados en ello.
Sí acordó él.
Está vez, el silencio duró mucho tiempo. No obstante, ninguno de los dos se movió. Por
ese entonces, mi oído se hallaba sensibilizado a sonidos tan leves como el respirar de un
gorrión. Habían estado de pie un poco separados, y continuaron igual de separados.
Sí repitió finalmente él... y esta vez fue un sí lento, un sí cansado . La vida
avanza. Y todos nos movemos con ella, nos guste o no.
En ese momento, ella se le acercó. Escuché los pasos en el suelo de cemento de la
terraza.
Estás agotado le dijo . lan y tú lo estáis. Duerme algo antes de que llegue la
mañana. Por el día, las cosas parecerán distintas.
Eso sucede a veces de nuevo había retornado el matiz de humor que, sin
embargo, reflejaba un gran esfuerzo . En este caso, no es que lo crea ni por un
momento.
Los dos volvieron a entrar.
Permanecí sentado donde estaba, completamente despierto. No había tenido ninguna
opción para ponerme de pie y alejarme de su conversación sin dejarles saber que me
encontraba allí. Su oído era, como mínimo, tan bueno como el mío y, al igual que yo, ellos
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